Joseph Roth: La noche mil dos, Anagrama.
Pierre Michon: Mitologías de invierno. El emperador de Occidente, Alfabia.
Michel Tournier: El vuelo del vampiro, Fondo de Cultura Económica.
Literaturas de España en la FIL de Guadalajara
Hace 11 horas
3 comentarios:
Se trata —supongo, y habrá que aclararlo— de libros que apenas desempacados fueron comprados por los dueños, dependientes y habitués, sin permitir su exhibición: no alcanzaron a llegar a la vitrina. En este caso fuimos Tomás y yo los aprovechados.
La entrada —vuelvo a suponer— quiere responder a mis reparos a otras, de antes: En vitrina, que trataban de estos libros que no la alcanzaban. Ahora, en su ley, quedó como haciendo fieros.
¿Se acuerda? Este comentario en El cliente nunca tiene la razón (http://elclientenuncatienelarazon.blogspot.com/2008/02/priviliegio.html) se volvió una declaración de principios:
"La verdadera librería está vedada. Solo los libreros la conocemos. Ningún cliente ha posado sus ojos sobre ella. Por más que crean verla, por más que digan en voz alta "oh qué hermosos libros que hay aquí", nunca llegarán siquiera a atisbarla.
Las mejores novelas, las ediciones más extrañas, las más codiciadas, nunca tocan las estanterías. Aquel ejemplar, completamente agotado, que cada tanto aparece de forma milagrosa en medio de una caja, termina infaliblemente en las manos del librero".
Claro que me acuerdo Tomás: y no sin un estremecimiento; pero a veces ni los habitués —así tengamos la condición de libreros honorarios— alcanzamos; llegan intrépidos a los que nada ataja, y quedamos (como diría el célebre Cajón): viendo un chispero.
Por alguna razón, algo no funciona en tu enlace, vuelvo y lo copio enseguida:
http://elclientenuncatienelarazon.blogspot.com/2008/02/priviliegio.html
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