21/10/10

En vitrina:




Aulo Gelio: Noches áticas. UNAM.

Alex Ross: El ruido eterno. Seix Barral.

Gonçalo M. Tavares: Historias falsas. Almadía.

Cuartos de escritores: Jonathan Safran Foer

Fotografía: Eamonn McCabe


Solía trabajar en el Rose Reading Room de la Biblioteca Pública de Nueva York, ubicado en la sede de la calle 42, que se ve en la foto de arriba. La biblioteca fue construida en lo que antaño era la principal fuente de agua de la ciudad: un enorme embalse que se extendía desde la calle 40 hasta la 42, y de la 6ª hasta la 5ª avenida. (Los dos leones de piedra que ahora descansan sobre las escaleras de la biblioteca “custodiaban” el embalse). Tan pronto uno sabe esto, es difícil no imaginar a los libros bajo el agua o a la gente bebiéndolos.

La biblioteca era un destino fácil y conveniente para el tren 7, que tomaba desde mi apartamento en Queens. Cuando me cambié de distrito —a Brooklyn—también cambié de Biblioteca. Ahora escribo —incluso estas palabras— en el Grand Army Plaza, a sólo diez cuadras de mi casa.

Sentado frente a mí está mi hermano menor, Joshua, que también escribe aquí. Estamos en el salón de ciencia/industria/medicina/ingeniería/filosofía, sentados al final de una mesa de 12 puestos, en la esquina de una sala con 12 mesas. Si bien las instalaciones son vasta y sospechosamente inferiores, la diferencia más notable entre esta biblioteca y la de Manhattan se encuentra en qué se entiende por comportamiento aceptable. En Brooklyn, la gente suele conversar por celular, cantar la melodía que está escuchando por sus audífonos (¿por qué llevan audífonos?), conversar (generalmente sobre temas ilícitos), quedarse dormida —a propósito: no me explico por qué el tipo de la mesa de al lado golpeó la estantería a sus espaldas y gritó “¡Maldito coño!” (es cierto)—, preparar y consumir alimentos, mirar al vacío, tararear, silbar e involucrarse en discusiones aterradoramente fuertes con el policía de turno acerca de qué se entiende por comportamiento aceptable. Este es mi mejor argumento para afirmar que Brooklyn es el mejor distrito: es real.

(Advertencia: Afuera de la biblioteca noté que el sillín de mi bicicleta había sido robado. ¿No es este un gran país?)

Jonathan Safran Foer (1977) nació en Washington. En el 2002 (Houghton Mifflin) publicó su primera novela, Everything Is Illuminated (Todo está iluminado), adaptada al cine, bajo el mismo nombre, tres años después. En español, editorial Lumen (2005) publicó su segunda obra, Extremely Loud and Incredibly Close; el año pasado Debolsillo editó la primera. Actualmente vive en Nueva York.


16/10/10

Los amigos de Bufalino

Le preguntan a Gesualdo Bufalino si piensa que la mafia es algo realmente incurable. Bufalino sonríe, dice que su intervención acerca de esto es apenas la de un profesor de escuela, seguro muy simple: respeta a los jueces, a las fuerzas del orden, cree que éstas pueden ganar muchas batallas pero no la guerra... para ganar la guerra se necesita de un arma secreta, la única que él, como profesor, siempre ha conocido: ¡Los libros, los libros, los libros!


En marzo de este año se estrenó el documental Auguri don Gesualdo del director Franco Battiato. El objetivo es recordar la obra del escritor Gesualdo Bufalino, autor de la Perorata del apestado. Solo he podido encontrar el trailer de la película:



Bufalino nació el 15 de noviembre de 1920. Como cuenta el último entrevistado, la frase "Auguri (Buena suerte) don Gesualdo" estaba escrita sobre la torta que le traían para celebrar su cumpleaños número 75. Como dice el penúltimo, Bufalino hablaba como escribía.

10/10/10

Cuartos de escritores: Martin Amis

Fotografía: Eamonn McCabe

Mi cuatro de escritura es una construcción separada al final de un pequeño jardín de concreto. El techo de vidrio está cubierto con hojas y ardillas. Solía tener el ático de la casa e Isabel, mi esposa, se suponía que iba a tener esta oficina, pero no creí que la utilizara mucho, así que decidí reclamarla; es ideal: no puedes escuchar a los niños pero sí fumar.

Entro hacia las diez de la mañana y por lo general marco tarjeta a las siete, pero no escribo todo el tiempo. Mucho se me va simplemente leyendo o me quedo sentado pensando cosas. Hemos estado en esta casa durante 12 ó 13 años, sólo la alquilamos cuando estuvimos en Uruguay. Hace apenas unos pocos meses que volvimos y no he sacado tiempo para arrancar el papel en el que venía envuelto el escritorio. Escribo a mano para empezar y luego lo paso al computador portátil. Fue todo un drama conseguir una máquina de escribir eléctrica cuando escribí “Dinero”, a comienzos de los 80, y luego fui muy lento para conseguir un computador. Pienso que alguien me estaba mirando sobre el hombro cuando los inventaron; antes pensaba que debería ganar el Booker Prize por esta vuelta a la mecanografía. El computador es un excelente mensajero de todo eso.

La fotografía en el escritorio es de mi mamá. Todos los de mi generación se la llevaron bien con sus madres; yo soy el único que sepa se la llevó bien con su padre. Estoy muy orgulloso y soy muy apegado a mi madre. Como le he dicho, heredé de ella tanto como heredé de Kingsley. El cuadro de atrás es del desfiladero, en Ronda, España, donde vivió ella por muchos años.

No soy una persona que atesore recuerdos. No me interesan las primeras ediciones, no soy un coleccionista, me preocupa más el desorden. La única reliquia de Kingsley es un reloj que tengo en el escritorio, y al que no me atrevo a darle cuerda porque me asusta romperlo. Las botellas de agua son de mi hija menor, Cleo. Cuando pasó por acá a las cuatro o a las cinco, las trajo y declaró dramáticamente: “¡Ahora no tendrás que venir nunca más a la casa!”

Martin Amis (1949) es un escritor inglés. Sus libros, casi todos, se consiguen en Anagrama. Tom Maschler, su editor en Jonathan Cape cuenta en Editor (Trama editorial): "Martin se toma su trabajo con tal seriedad que no suele aceptar invitaciones a comer, porque, dice, la comida le “parte” la jornada. Tengo la impresión de que en su vida no hay nada improvisado, cosa que explicaría la siguiente anécdota. Cuando ya habíamos preparado (con su aprobación, desde luego) y publicitado la firma de su última novela en la Covent Garden Bookshop, llamó el día antes (literalmente) para decirnos que no podía asistir. “¿Qué dices?”, preguntó nuestro director de promoción. “Es que me caso mañana”, respondió Martin".

1/10/10

Trama editorial. Tipos móviles


Colofones en la colección Tipos móviles de Trama editorial:


Si pensáramos más por nuestra cuenta,
tendríamos muchos más libros malos y muchos más libros buenos.

G.Ch. LICHTENBERG

El nuevo paradigma del sector del libro.
Manuel Gil & Fco. Javier Jiménez.


Hay libros cortos que,
para entenderlos como se merecen,
se necesita una vida muy larga.

QUEVEDO

Jérôme Lindon. Mi editor.
Jean Echenoz.


Los libros sólo tiene dos olores:
el olor a nuevo, que es bueno,
y el olor a libro usado, que es todavía mejor.

RAY BRADBURY

Stet [vale lo tachado]. Recuerdos de una editora.
Diana Athill.