La primera vez que leí algo de Augusto Monterroso fue como él quería, en esa media página que consideraba la máxima inmortalidad a la que un escritor podía aspirar: un texto de colegio de su país, Nicaragua, que, sin exagerar, no es sino otra república bananera igual a la mía. El cuento fue "El eclipse" y fue en un simulacro del ICFES, el examen que todo bachiller colombiano debe presentar antes de graduarse.
Para los que organizamos los libros de la biblioteca por países, ¿Monterroso dónde va? ¿En Honduras -nació en la capital, Tegucigalpa, en 1921-? ¿En Guatemala -allí pasó su adolescencia y protestó contra el gobierno hasta finalmente ser obligado a exiliarse en 1944-? ¿En México -donde fue recibido como asilado político y donde vivió, hasta su muerte en 2003-? Parece que esta decisión fuera otra de sus finas herencias, aunque en más de un texto ha dejado claro que se sintió siempre guatemalteco, en todo caso centroamericano.
En uno de sus últimos libros, Pájaros de Hispanoamérica (que contiene muchos fragmentos ya aparecidos en La letra e), se dedicó a organizar textos muy breves sobre algunos de sus amigos -casi todos desconocidos o ignorados- y sobre algunos escritores más famosos que admiraba -capacidad que no disimuló desde su constante timidez - como Borges, Onetti y Cortázar.
Cuando habla de Cortázar hay que pensar en otros dos personajes del libro: Carlos Illescas y Adam Rubalcava. La razón, las palindromas -mejor, para Monterroso, que el académico "palíndromos". En "Lejana" cuento que aparece en Bestiario, Cortázar escribe éstas:
"Los fáciles, salta Lenin el atlas; amigo, no gima; los más difíciles y hermosos, átale, demoníaco Caín, o me delata; Anás usó tu auto, Susana".
Pero existe al menos otro cuento del argentino en donde se habla de -él también- palindromas, es en "Satarsa" de Deshoras, cuyo epígrafe es: Adán y raza, azar y nada:
"-Atar a la rata no es más que atar a la rata -dice Lozano-. No tiene ninguna fuerza porque no te enseña nada bueno y porque además nadie puede atar a una rata. Te quedás como al principio, esa es la joda con las palindromas".
Y más adelante:
"Fíjate si no es curioso, el primer palindroma que conocí en mi vida también hablaba de atar a alguien, no se sabe a quién, pero a lo mejor ya era Satarsa. Lo leí en un cuento donde había muchos palindromas pero solamente me acuerdo de ese.
—Me lo dijiste una vez en Mendoza, creo, se me ha borrado.
—Atale, demoníaco Caín, o me delata —dice cadenciosamente Lozano, casi salmodiando para Laurita que se ríe en la cuna y juega con su ponchito blanco".
Carlos Illescas fue un poeta guatemalteco -también- del que Monterroso cuenta una notable habilidad para crear palindromas: y que cuando se reunían, con Arreola, con Ruben Bonifaz Nuño y otros, para hacer deporte, es decir crear palindromas, mientras Monterroso apenas si salía de roma amor roma amor, Illescas compartía cosas como: "ADELA, DIONISO: NO TAL PLATÓN, O SI NO, ID A LEDA". O: "Somos seres sosos, Ada; sosos seres somos".
Adam Rubalcava, que aunque no participaba de la fiesta, y que prefería decir palíndromos, fue otro pájaro para Monterroso, que expresó su pesar cuando se enteró de la muerte de este poeta y fotógrafo mexicano. Para 1968, y después de leer algo de Monterroso sobre las palindromas, Rubalcava les dedicó, a él y a Illescas, el siguiente "Surtido rico de palíndromos":
ADAN NO CALLA CON NADA
ASÍ ME TRAE ARTEMISA
AMAR DESEA LOLA ESE DRAMA
A SU MAL NO CALLA CON LA MUSA
Y que contenía éste, que para Monterroso era como su escudo de armas:
ACA SOLO TITO LO SACA
Y por el que, agradecido, le mandaría a Rubalcava, ya fuera de este mundo, este otro:
ESOPE RESTE ICI ET SE REPOSE
Y que, como epitafio para Cortázar, para él, no está nada mal.
2 comentarios:
"Para los que organizamos los libros de la biblioteca por países, ¿Monterroso dónde va?"
Yo resolví ya ese problema así: en una pared de mi biblioteca tengo cuatro retratos (en otra hay una caricatura de Pessoa a la manera de Hamlet)de: Thomas Bernhard, Isak Dinesen, Italo Calvino y Augusto Monterroso; pues bien, debajo de ellos están sus obras, sin importar su nacionalidad.
Y ahora, puesto en esto, advierto que, además de Monterroso, dos de ellos nacieron fuera de su patria: Bernhard en Holanda y Calvino en Cuba (hay librerías que ponen a don Italo en el gueto: literatura latinoamericana).
http://www.tijeretazos.net/Alexanderplatz/Perec/Perec002.htm
Justo antes de mencionar la lista de Perec, Manguel cuenta en La biblioteca de noche:
"A diferencia de las públicas, las bibliotecas particulares ofrecen la ventaja de permitir una clasificación caprichosa y extremadamente personal. El escritor inválido Valery Larbaud encuadernaba sus libros en colores diferentes según la lengua en que estaban escritos: las novelas inglesas, en azul; las españolas, en rojo, etc. "Su habitación de enfermo era un arco iris que reservaba a su vista y a su memoria sorpresas y placeres esperados""
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