Entrados en pendejadas, copio enseguida lo apuntado por LUIS M. ALONSO:
“… recordé a Jeffrey Barnard, uno de los más devastadores columnistas sociales de su tiempo. Barnard, de aficiones etílicas indomables, tenía un hueco muy leído en la revista «The Spectator», titulado «Low life», más o menos «Vida golfa», que, en muchas ocasiones, sólo permitía leer: «Jeffrey Barnard está indispuesto». Y punto.
“Cuando eso sucedía, nos quedábamos sin los agudos comentarios del articulista, convaleciente de cualquier tipo de enfermedad o, simplemente, de una monumental resaca. Era tan brillante y disolvente que «The Spectator» optaba por mantener el hueco en blanco. «Jeffrey Barnard is unwell»…”
(en “El paseo” La Nueva España, número 812, 06/02/2005)
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Entrados en pendejadas, copio enseguida lo apuntado por LUIS M. ALONSO:
“… recordé a Jeffrey Barnard, uno de los más devastadores columnistas sociales de su tiempo. Barnard, de aficiones etílicas indomables, tenía un hueco muy leído en la revista «The Spectator», titulado «Low life», más o menos «Vida golfa», que, en muchas ocasiones, sólo permitía leer: «Jeffrey Barnard está indispuesto». Y punto.
“Cuando eso sucedía, nos quedábamos sin los agudos comentarios del articulista, convaleciente de cualquier tipo de enfermedad o, simplemente, de una monumental resaca. Era tan brillante y disolvente que «The Spectator» optaba por mantener el hueco en blanco. «Jeffrey Barnard is unwell»…”
(en “El paseo” La Nueva España, número 812, 06/02/2005)
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