La entrada de Christian me hace recordar que lo sencillo no es necesariamente fácil. Los Cuadernos norteamericanos de Nathaniel Hawthorne (Belacqva, 2007. Traducción de Eduardo Berti) hacen parecer que la literatura es una cosa fácil. Cuestión de tener un argumento y listo. Es como si dijera (Hawthorne): "miren, ahí tienen, son suyos todos estos gérmenes de historias que me salen como si nada".
Este es uno que releo constantemente, se me eriza la piel cuando pienso en lo que hizo con este argumentico que se le ocurrió en -tal vez- un momento de aburrimiento o mientras veía pasar a una joven viuda por la acera de enfrente.
"La vida de una mujer que, según las viejas leyes coloniales, fue condenada a usar la letra A cosida sobre sus ropas, como señal del adulterio cometido".
Hay cientos más de estos en los Cuadernos, lo que no se ve muy seguido es a una persona capaz de convertirlos en novelas como La letra escarlata.
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