20/12/09

Dos inclusiones

Quiero hablar de un libro que se llama Sostiene Pereira, de un señor que se llama Antonio Tabucchi, pero mis libros, metidos en cajas, en cuatro cajas, así no son biblioteca, es decir, recurso, pero más, base. Unos libros que no pueden moverse están muertos. Busco un apunte, pienso en la confederación de almas y en una omelette a las finas hierbas, y el calor, que ya no es solo del buen Pereira, personaje inolvidable, y que por las noches es aun más molesto, que no sabría decir de cuál de las cajas, aquí al molesto lado, proviene. 

Tengo, entonces, que desconfiar de la casualidad: una nota rasgada con algún cuidado y uno de los libros que no alcanzó a morir, quedan sobre el escritorio. La primera, arrancada de una revista, es una tabla hecha por un “profesor y crítico gringo”, que calificó el “dominio” y la “pronunciación” de la lengua inglesa de los principales escritores del llamado boom latinoamericano, así:               

 

DOMINIO

PRONUNCIACIÓN

Mario Vargas Llosa

6/7

5/6

Guillermo Cabrera Infante

10

8

Octavio Paz

4

4/5

Carlos Fuentes

10

10

Gabriel García Márquez

8

6

Jorge Luis Borges

10

8/9

Estos resultados (tomados para comienzos de los años noventa), para una mitad, inmutables; para la otra, (y seguramente no aplicable al peruano que no para con sus conferencias y charlas en universidades angloparlantes, sus años en Londres) ya casi también definitivos. 

La nota (que creo pertenece a un artículo de Daniel Samper sobre el Boom para la revista Diners) también cuenta que para el profesor, el que mejor escribe en inglés es el cubano – lo que se conoce como Puro humo, originalmente Holy Smoke, algunos de los artículos de El libro de las ciudades, ejemplos- pero que el “máximo seductor de audiencias” es Fuentes. Esto para 1991, 1993.

… 

El segundo, es un libro marcado por mi mamá en octubre de 1994: es la reunión del discurso que Gabriel García Márquez pronunció el ocho de diciembre de 1982 recibiendo el Premio Nobel; el “Brindis por la poesía” con el que dos días después abrió el Nobel Banquet; el Discurso de ofrecimiento del Nobel por Lars Gyllensten, representante de la Academia Sueca; otros textos sobre García Márquez y sobre el Premio Nobel en general… y una entrevista, por parte de Eligio García, a Arthur Lundkvist. 

Resulta que este señor era en su momento el único de los (18) miembros de la Academia Sueca que sabía leer español, aquel del “cual depende en cierto modo el destino universal de nuestras letras”, escribió el mismo García Márquez. 

«-¿Qué siente Arthur Lundkvist con este inmenso poder?

El sonríe con malicia irónica ante la pregunta.

-Son circunstancias que han hecho toda esta situación. Y que colocan sobre mí semejante responsabilidad. Las circunstancias me han dado mucho poder, y yo detesto el poder. Siempre he estado contra él, y por eso esta situación no me gusta. Pero el problema es que soy el único que puede leer a los autores latinoamericanos con matices, y con un juicio más certero por hacerlo en el propio idioma. Como puede ver, la culpa no es mía». 

 Lundkvist (1906-1991), fue un poeta, novelista, crítico y traductor (de Paz, de Neruda, de García Lorca) que, oh detalle, recibió en 1958 el Premio Lenin de Paz: 

El periodista sigue su entrevista, pregunta y sale la palabra “política”: 

«Le repito, la academia sólo tiene en cuenta los méritos literarios, sin pensar en consideraciones políticas […]» 

Hablan, menciona candidatos, “no es ningún secreto”:

Gunter Grass, Anthony Burgess, Joyce Carol Oates, …Julio Cortázar “aunque no sea uno de mis favoritos”: 

«Antes que se lo pregunten, Lundkvist curiosamente aclara que “José Donoso no es lo suficientemente bueno para el Nobel”, y que Jorge Luis Borges tampoco lo recibirá jamás», y, justo después, toda su inteligencia se desborda; el poetariado aulla: 

«Sobre la academia existe una gran presión para que le den el premio a Borges. Esto se habría justificado hace 30 años. Ahora [1982] ya es demasiado tarde. Muchos dicen que yo no quiero el premio para Borges por su posición política reaccionaria. Esto es falso. Esto nada tiene que ver con la política. Lo que pasa realmente es que Borges no ha escrito nada de importancia en lo últimos 25 años». 

Solamente tres años antes, en 1979, Lundkvist le decía, entre camaradas, a Volodia Teitelboim: 

«-Soy y seré un tenaz opositor a la concesión del Premio Nobel de Literatura a Borges por su apoyo a la dictadura de Pinochet, que ha sido usado por la propaganda de la tiranía para intentar una operación cosmética». 

Lo que llama la atención es lo de “los últimos 25 años”, es decir, y naturalmente suponemos que la cifra de Lundkvist sea aproximada, lo publicado por Borges entre 1960 y 1982: libros como El hacedor (1960), El oro de los tigres (1972), La cifra (1981), El libro de arena (1975) y un largo etcétera, aparecieron para, como el orgulloso Lundkvist, los lectores de la lengua castellana en estos años. 

Seguramente no habrá leído la mayoría de estos títulos; al fin y al cabo no le resultaban importantes y estaba en su derecho como lector, pero, ejemplo, Teitelboim también registra esta frase en su conversación con Lundkvist (1979): 

«Borges lo es [interesante], y como poeta me parece excepcional»; lo curioso es que la mayor parte de la obra poética de Borges –y también la más admirada- se escribe a partir de su ceguera, a mediados de los años cincuenta, y, con El hacedor (1960) Borges se dedicará más a la poesía y a la métrica, que a la narración de ficciones, de alguna manera más extensas.

El ocho de enero de 1985, y para terminar con las incoherencias de este señor, Lundkvist declaró al diario Clarín

«Pienso que su poesía es interesante y valiosa»

1 comentario:

Jose F dijo...

¡Qué tal la nota que puso el "profesor y crítico gringo" a la pronunciación del "único escritor inglés que escribe en español."! Con seguridad Cabrera Infante pronunciaba mejor que el "gringo": también aquel pudo decirle: "Una lengua común nos separa", como dijo Sabato que dijo G. B. Shaw.