5/10/09

Más sobre la traducción


Es difícil decir algo sobre este tema con algo de seguridad. En especial porque con la traducción pasa lo que con los arqueros, sólo nos damos cuenta de los malos o de los muy sobresalientes.
Sin embargo, los demasiado buenos pueden convertirse en... bueno, en recreadores, incluso en autores.
Los malos traductores hacen perder el gusto por el autor. Finalmente el mejor traductor es, quizá, el que no conocemos, el invisible, que nos deja sentir el estilo, el sabor original de una obra.
Hablar del idioma de destino de una traducción resulta todavía más complejo. Pero la sana lógica puede indicar un par de cosas:

1. Un idioma no se habla igual en todas partes.
2. Pero hay una parte del idioma (más, incluso, que un 90 por ciento) que se conserva a pesar del cambio de regiones o incluso de países
3. Con eso que queda de común, sobre todo con un idioma tan amplio como el castellano, se puede traducir para toda el habla hispana sin necesidad de entregarse a una determinada jerga.
4. Este silogismo tiene (y necesita, por supuesto) excepciones.
5. Creo.



Un par de cosas que dicen otros sobre lo mismo:

Escribe Gesualdo Bufalino:
El traductor es el único lector auténtico de un texto. No digo los críticos, que carecen de ganas y de tiempo para enfrascarse en un cuerpo a cuerpo igual de carnal; pero ni siquiera el autor sabe, sobre lo que ha escrito, más de lo que un traductor enarmorado adivina.

Y en otro aparte:
Entre traductor y autor la relación que se trenza (insidias, envidias, puyas, lisonjas)esconde una lucha carnal.

Más adelante:
El traductor es con certeza el único auténtico lector de un texto. Sin duda más que cualquier crítico, tal vez más que el mismo autor. Porque de un texto el crítico es solamente el fugaz pretendiente, el autor el padre y marido, mientras el traductor es amante.

Y George Borrow:
La traducción, en el mejor de los casos, no es más que un eco.

Coda: ¿Qué nos queda a los lectores que sólo nos podemos acercar a los libros en un sólo idioma? Solo esperar que el traductor no sea traidor; al menos que si es un mal traductor sea un buen autor de las obras de otros; o, en el peor de los casos, que, al menos, traduzcan en un español correcto. ¿Es mucho pedir?

3 comentarios:

Tomás David Rubio dijo...

Un texto donde todo esto se vuelve a mirar y que le recomiendo, es el prólogo a El secuestro, de Perec (Anagrama): lo que se dice es muy valioso porque el grupo de traductores parte desde la imposibilidad y la dificultad especial de ese libro (que, sin problema, se aplica a cualquier otro texto extranjero), pero que no por esto el esfuerzo no merece intentarse. Terminan con esta frase de Borges que quién sabe de dónde salió:

...comprendí que las traducciones no pueden ser un sucedáneo del texto original. La traducción puede ser, en todo caso, un medio y un estímulo para acercar al lector al original; sobre todo en el caso del español.


Buen texto.

Gatohombre en Paris dijo...

Con esto confirmamos que las traducciones del ruso son tu fuerte. Ejejeje, muy rico el escrito.
Me gusta que hablen de traducciones.

Gatohombre en Paris dijo...

El artículo me deja algo aturdido.

Es mucho lo que los oigo hablar sobre traducciones; a todos sin excepción. Dicen, ¡qué gran autor! Dicen también, ¡qué buen traductor! Pero sin hacer mucho esfuerzo llega uno al escepticismo, a una conclusión –más o menos inevitable- inevitable. No es posible saber si una obra de otra lengua (diferente al castellano) es buena o mala, o conmueve o no conmueve.

Un traductor que imprime su estilo está matando la obra, la original; algo así como cuando en Alien –sí el del octavo pasajero- los tripulantes de la nave dicen: Oh, creo que… John (digamos) está actuando de forma muy extrañan desde que salimos a explorar el terreno; para ellos es difícil saber si John sigue siendo buena persona pues tiene un alien dentro.

Una obra que es mala es mala, haya o no un traductor que la vuelva a la vida. Lo mismo: si John es malo (remalo), se come las provisiones de la nave, mata a sus compañeros en el fuego cruzado y por la espalda… qué más da si tiene un alien dentro.

Por qué no venerar a los traductores, por qué no darles el asiento que se merecen en el hall de la fama, por qué hablar de tanto escritor ruso cuando no tenemos ni idea de cómo funciona esa lengua? ¿Por qué citar a Bufalino o a Borrow ignorando que estas citas pueden estar bien o mal traducidas? Que suenan bien suenan bien, así como suena bien la voz de John que se acerca para decirle a alguien de la tripulación: “Si quieres cargo un rato a tu hijo”.

…Me imagino que entienden de qué les hablo… es decir: ¿si han visto Alien?